jueves, 27 de noviembre de 2008

El rico norte y Sabrina

Me encontraba de viaje por el norte de Perú y caí en la ciudad de Piura. Una ciudad muy bonita, con el calor típico de esa zona del país y rica comida. Me intrigaba conocer los centros nocturnos de Piura así que una noche tomé un taxi y le pregunté al taxista por el mejor night club de la ciudad.

Ah jefe, debe ir al Sky Light”, me dijo el señor.
¡¡VAMOS!!”, dije sin titubear.

Llegando al Sky Light, se siente un olor a erotismo en el ambiente, un gran portón de metal asegura la confidencialidad del lugar. Me acerco a la caja (antes de ingresar) y me doy con la sorpresa que por 10 soles (algo más de 3 dólares) podía entrar, ver el espectáculo y además me daban un chop de cerveza.
Busqué un lugar para observar a las chicas bailar y tomarme una chela. Las chicas muy lindas, algunas un poco subidas de peso (en el ángulo de visión que tenía se veía la celulitis de la parte baja del trasero y la parte posterior de las piernas…que desagradable). Había chicas colombianas, de la selva peruana y del norte (Piura, Chiclayo). En términos generales, un buen lugar.

Se anuncia el turno de Sabrina. Parecía ser una chica más de las que iba a bailar ese día, osea más celulitis y calateadas, pero me llamó la atención lo bonita que era. Me quedé observando atentamente…
Tenía una lencería con encaje, de color blanco que le quedaba espectacular. Parecía una novia, claro....lista a perder su virginidad (jajaja…que gracioso sonó eso). Fue la única que no se quitó la lencería y dentro de su coreografía se trepaba a la barra central del escenario hasta unos dos metros y medio sobre el suelo y se descolgaba lentamente girando alrededor de la barra con una expresión de excitación que nunca había visto en este tipo de espectáculos “culturales”. Parecía una felina en celo, con mirada de querer violarte y dejarte totalmente seco.


Sus cabellos rizados entre rubio y castaño, largos y desordenados le daba un aspecto salvaje y la forma como se acariciaba los senos y la entrepierna era muy muy excitante. Terminó su baile y los aplausos no se hicieron esperar.

Inmediatamente le dije al mozo que me traiga a Sabrina. Y eso hizo.

Sabrina era una chica de 20 años nacida en Pucallpa (selva peruana). De piel bronceada y como de unos 1.62 mts de altura y contextura delgada. Poco busto y ricas caderas. Tenía una sonrisa contagiosa, una mirada provocadora, muy alegre y una picardía que sumada a su personalidad melosa y engreidora me encantó desde el comienzo.

Sabrina: “Hola guapo, ¿cómo estás?, ¿cómo te llamas?” (Me estampa un beso con olor y sabor a uva. Se había echado una colonia barata, esas de las que el olor se pega al toque).

Yo: Hola Sabrina me llamo Jorge. ¿Quieres tomar algo?

Sabrina le pide al mozo un whisky, yo pido una cerveza y de inmediato se me pega en la mesa. La beso, luego la abrazo y pongo mi mano derecha en su cintura, colocando un par de dedos dentro de su falda.

Sabrina: ¿Qué haces por la vida? Nunca te había visto por acá.

Yo: Estoy en Piura por un tiempo. Estudio en la universidad.

Sabrina: ¿Eres peruano? ¿Estudias acá en Piura?

Yo: Si soy peruano pero estudio en Estados Unidos.

Sabrina: Ah ya…¿y qué estudias?

Yo: Estoy haciendo una maestría en Energía Solar. He venido por un proyecto de la universidad. Y voy a estar unos días en Piura. Oye me encantó el baile que hiciste.

Sabrina: Muchas gracias Jorgito (un besito en la mejilla y nuevamente el olor a uva, luego un sorbo de whisky). Y eso que se me atoró el broche y no me pude sacar el brasier. ¡¡Que bueno que te haya gustado!!.

Yo : Que pena que se haya atorado el broche, me hubiera encantado ver tus tetas.

Sabrina: Bueno mi amor, eso se puede arreglar. Además con esos brazos tan fuertes y grandes debe ser muy rico estar contigo. (Otro besito en la mejilla con olor a uva y un abrazo riquísimo).

En ese momento mis manos ya no se veían. Una estaba tocándole la entrepierna y la otra estaba queriendo llegar a un pezón. Sabrina se reía y le gustaba los besuqueos en el cuello y las caricias en la entrepierna. Seguía con esa mirada provocadora que cada vez me excitaba más. Y ella ya se había dado cuenta que me tenía en sus manos, a pesar de yo tenerla a ella en las mías.

Sabrina: Debes volver locas a las gringas en tu universidad. ¿A cuántas te has tirado? .

Yo: Las gringas no me gustan mucho, son frías. Si he estado con un par. (Más falso, yo seguía besándole el cuello).

Sabrina: ¿Y tienes enamorada?

Yo: No, pero si tengo mi amiga cariñosa…una gringuita.

Sabrina: Ah, se tiran mutuamente.

Yo: Exacto.

Luego Sabrina coloca su mano sobre mi pantalón exactamente sobre mi pene, y como ya estaba paradazo hace rato, se notaba la protuberancia y se empieza a mojar un poquito el pantalón. Me vuelve a abrazar, otro beso con sabor a uva y otro sorbo de whisky. Era el momento de la negociación. Quería saber cuanto me iba a costar tirarme a Sabrina.

Yo: Sabrina y ¿cuánto cobras?

Sabrina: 200 soles. Pero además tienes que pagar por la salida, si es que quieres que vayamos a otro lado.

Yo: ¿Y tienen privados?

Sabrina: Si, están a 150 soles. Puede ser en un privado también. La pasaríamos super super bien Jorgito. (Abrazo + besito en la mejilla con olor a uva, esta vez sin sorbo de whisky pero si tentadora pegándose a mi y rozando mi pene para excitarme más y convencerme).

Había salido del hotel sin mucho dinero y ciertamente no me alcanzaba la plata que tenía. No pensaba tirar ese día, solo iba a conocer y vacilarme un rato.
Le dije a Sabrina que no tenia dinero para tirar, ella se puso triste. Pero le prometí ir al día siguiente a tirármela. Me dijo que me esperaría mañana y que tenía que ir a chambear.

Se sentó encima de mí y me dio un superbeso y abrazo de despedida. A medida que ella se alejaba, el olor a uva se hacía más ligero….me entró una nostalgia instantánea. No quería que se vaya. ¡¡ Debía regresar mañana !!.

Al día siguiente, estuve conociendo la playa de Colán y hubo un sol espectacular. Mi falta de cuidado hizo que me diera erisipela y en la noche estuve con ardor en la cara, los brazos y la nuca. Pero eso no iba a evitar que vaya a tirarme a Sabrina. Regresando a Piura fui al banco y saqué 500 soles que iba a invertir en mi encuentro animal y salvaje con Sabrina.

Regresé al Sky Light. Pregunté por mi Sabrina y cuando llegó me recibió con una gran alegría. Sus besos con olor a uva eran lo más rico que olía en ese lugar. La erisipela me dolía pero eso era lo de menos. Buscamos una mesa y nos sentamos a tomar una jarrita de vodka con jugo de naranja.

Sabrina: ¡¡ Regresaste Jorgito !!.

Yo: Si, preciosa vine por ti. Quiero ver en vivo y en directo esas tetas y agarrar ese culo (risas de los dos). Pero primero vamos a tomarnos unos traguitos.

Sabrina: Ok (Sonrisas picaras).

Pasó un rato mientras que le contaba que estuve en Colán y me dio erisipela así que debía ser muy cuidadosa y cariñosa conmigo. Me dijo que eso no era problema, que me iba a querer quedar con ella el resto de mi vida. Y ciertamente fue algo así.
Luego de un rato me dejó solo y me dijo que se iba a preparar. El mozo me iba a decir en que momento subir. Yo esperé ansioso.

Luego de unos 15 minutos, el mozo me llevó al privado. Subí con la jarra de vodka con naranja a medio llenar y esperé a Sabrina en el privado. Era una habitación oscura, con 3 sillones de marroquín rojo y una mesita. Tenía una mampara de vidrio que daba justo al frente del escenario. Veía a las otras chicas bailar mientras venía Sabrina por mí.


Cuando llegó, estaba convertida en una Caperucita Roja. Tenía una microfaldita roja, una capa roja con capucha, medias con ligas blancas, un hilo dental rojo, lencería de encaje blanco, una blusita blanca medio transparente y una canastita.
Al verla entendí que debía ser un lobo feróz….Auuuu!…auuuuuuuu!.

Sabrina: ¡¡ Te gusta, me lo puse para ti !!.

Yo: Me encanta. Te queda espectacular.

Sabrina: Que bueno, ahora relájate que te voy a hacer lo que quieras.


Le saque el disfraz, y la empecé a tocar y besar por todos lados. Empezando por la parte posterior de los oídos, luego el cuello y los hombros, bajando por los senos quedándome un rato en los pezones, luego el abdomen. La voltee y seguí besándole la parte baja de la espalda y apretándole las nalgas. Luego ella me sacó el polo, el pantalón, el calzoncillo y me puso un condón transparente.


Me senté y ella se arrodilló sobre el piso para besarme el pene. Esta chica sabía lo que hacía. Estuvimos así un buen rato y empezamos a sudar por el calor de nuestros cuerpos excitados en la habitación cerrada. Luego se paró, se sentó sobre mí y empezamos a hacerlo.

Gemidos... sudor... placer… ¡ella se movía y se movía!… no paraba y ya estábamos empapados de sudor. ¡¡¡ Que rica mujer !!!, me excitaban sus gemidos y toda ella mojadita. ¡¡¡ Que ricos movimientos y sonidos que hacía esa mujer, CARAJO !!!. Estuvimos así otro buen rato intercambiando posiciones. Ya no había olor a uva, solo una mezcla de sudor, fluidos vaginales y vagamente el olor a látex del condón.
A veces estas chicas apuran que uno termine para que ellas se liberen y vayan por otros clientes, pero Sabrina no. Me hizo sentir especial. Terminamos y nos quedamos conversando calatos, empapados de sudor, abrazados y besándonos viendo el espectáculo a través de la mampara de vidrio como unos 40 minutos.

Sabrina: ¿Y tu gringuita es fogosa?.

Yo: Nada que ver. Es tranquila.

Seguimos conversando de todo un poco. Cosas sin importancia y la verdad que me sentía muy bien.
Ella me contó que quería dejar ese trabajo, quería estudiar contabilidad pero aun no lo podía hacer. También contaba que tenía una vida muy agitada, noches de alcohol, muchos hombres que le ponen el mundo a sus pies para acostarse con ella. No le agrada pero para ella ya es habitual y lo dice con naturalidad. Yo le decía que si ella quería estudiar contabilidad, que se esfuerce por ahorrar dinero y mas adelante lo haga. Pasó un buen rato y ya me tenía que ir, así que nos vestimos y con pena me despedí de Sabrina.

Saliendo del Sky Light fui a comer una hamburguesa por ahí y de ahí a acostarme al hotel. Al día siguiente estaba dejando Piura sin saber cuando iba a regresar y si volvería a ver a Sabrina alguna vez. Me rehusaba a irme, pero tenía que hacerlo y eso me daba una enorme pena.

He vuelto a ir al Sky Light luego de un par de años y ya no trabajaba Sabrina. Me entró una nostalgia y me di cuenta que esa chica risueña y salvaje con olor a uva es el recuerdo más bonito que tengo de esa ciudad, en realidad es el único. Ahora quisiera poder tele transportarme a donde esté Sabrina, en Piura o en el lugar que sea y pedirle que se vuelva a poner su traje de Caperucita.

No me queda más que confesar que Piura se resume en buen clima, rica comida y Sabrina….por siempre.