miércoles, 25 de marzo de 2009

Una historia extraña - Capítulo 2

Capítulo 2

Sonidos en la casa


Llegan a la sesión con el curandero (apodado el “Maestro”) Ceci, Ana y sus padres llevando algunos implementos que se necesitaban para el ritual (algunas flores blancas, aguardiente, cigarrillos, etc).

Luego de la sesión, el Maestro estaba preocupado por la situación de la Pellejito y muy serio le dijo a sus padres que por jugar Quija en su cuarto, un espíritu muy malo (algo a lo que podríamos llamar un demonio) que era fuerte quería apoderarse de su alma. La de ella y de todos sus amigos que habían estado jugando con ella.
Resulta que no fue una sesión de quija…., sino fueron varias sesiones que tuvieron en casa de Pellejito y de otra amiga. Y por si fuera poco, además de este demonio, otros espíritus se habían quedado en su cuarto y no querían irse. Pero el verdadero problema era este espíritu malo y fuerte…y que no se iba a ir así no más.

Lo que este demonio intentaba hacer era primero alejarla de las personas que la quieren para que así esté más vulnerable y le sea más fácil llevársela……osea matarla y quedarse con su alma. Suena una cosa de locos ¿no?.

La estrategia del maestro era tener una serie de sesiones (3 o 4) en la misma casa para expulsar a los espíritus.

Y así se programó la primera sesión.

Estuvieron en la casa Ceci, su hermana Ana y la prima Elsa. El Maestro trajo sus “artes”, “ánimas”, y “armas de defensa” que iba a usar en la sesión. Antes que nada, da una vuelta alrededor de la cuadra. Es como un reconocimiento y percibe que el trabajo va a ser complicado.

Las “artes” son huacos, rocas y conchas que tienen magia. Estas “artes” las obtuvo el maestro huaqueando en el norte profanando tumbas preincas. Y la magia viene de los antiguos peruanos (culturas Chimu principalmente) que trabajaban con magia y que imprimieron en estos “artes” capacidades especiales. Así el maestro tenía un montón de artes para diferentes cosas. Para atraer el dinero, para alejar lo malo, para curar dolores, entre otros. Las artes se alimentaban con aguardiente combinado con tabaco negro que tenía que aspirar el maestro por la nariz.

Las “animas” son espíritus de personas fallecidas representadas por sus cráneos. También obtenidos de huaquear tumbas. Lo gracioso era que para que las ánimas estén contentas el maestro les echaba talco y los rociaba con colonia. Su propósito era curar a la persona que se está tratando.

Las “armas” que usaba eran una capucha negra y una bufanda negra que le servía para no ser visto por otros curanderos malos. Luego su espada de acero inoxidable para defenderse de los ataques de los espíritus y finalmente unas varillas de madera tallada con la imagen de San Juan Bautista. Estas varillas tenían encantos y se las daba a los miembros de la familia que iban a estar con él para protegerlos de algún ataque de espíritus.
Era necesario que haya gente que viva en la casa durante la sesión.

Antes de iniciar la sesión, las ventanas de la casa las cubren con papeles periódicos para dar un ambiente de menos luz, y se cierra con llave desde afuera el cuarto de la Pellejito. Solo ese cuarto, el resto no se cerró con llave.
Silencio total en la casa y empieza el ritual.

El maestro inicia un canto que lo hace entrar en un transe.
Durante su canto se empieza a escuchar sonidos. Cada vez son más frecuentes. Pasan 5 minutos y se siente como que la casa crujiese. Todos se abrazan, están asustados. El maestro sigue cantando observado con expresión retadora hacia la escalera que lleva al segundo piso de la casa.

De manera intempestiva se escucha en el segundo piso como si hubiese una persona encerrada dentro del cuarto de la Pellejito que intentaba abrir la puerta desesperadamente. Recuerden que la puerta estaba cerrada por afuera.
Luego de unos minutos se escucha pasos en el segundo piso que luego bajan las escaleras y se queda en el estar. El maestro al percatarse de esto levanta la mirada, coge su espada y empieza a subir las escaleras. Cuando sube el primer escalón se escucha que eso que bajó las escaleras, sube corriendo al segundo piso.

El maestro sube, entra al cuarto y se encierra. Se escuchan insultos.
Luego de unos minutos baja el maestro y continua con el ritual.
Todo dura alrededor de una hora y media. Termina y todos salen de la casa. Esa fue la primera sesión de limpieza de la casa, en total fueron 3.

Las sesiones hacían primero que se boten a los espíritus débiles. Al demonio lo aisló en la azotea. Y en la tercera sesión se concentró en expulsar al demonio. Pero en esta tercera sesión usó una técnica distinta. Usó al diablo….si a Satanás para expulsar al demonio. El diablo se alimentaba de aguardiente, el mismo que tenía que se tomado por el maestro, era como una ofrenda a cambio de ayuda. Es una técnica peligrosa pero con la experiencia del maestro, pudo salir airoso y expulsar a todos los espíritus invasores.

Y así empezó la curación de la Pellejito.
Poco a poco las cosas fueron volviendo a la normalidad. Dejó de ver a esos amigos, la familia se unió más y se respiraba un ambiente de paz.

El maestro dijo en la última sesión que había dejado un “guardian” que iba a estar de por vida custodiando la casa y que avisaría a algún miembro de la familia en sueños si volviese a haber problemas con espíritus como ese.

Pellejito volvió a ser risueña y estudiosa. La relación con sus padres y hermanos mejoró mucho y luego de esta experiencia tomaba las cosas con más madurez y seriedad…

y colorin colorado….este se cuento ha acabado.