domingo, 8 de noviembre de 2009

"Todo fue un sueño"

En Octubre, Jorge cumplió un año de vida en la web. Para celebrarlo voy a contarles una historia pícara que sucedió hace un año durante un viaje nocturno en bus que hice con una chica con la que salía. Además considero que en este blog felino ya toca publicar alguna historia con un poco de “mañosería”.

Fue un viaje a provincia, para aprovechar los días feriados de un fin de semana largo y respirar aire distinto al de Lima (ese que no tiene gases de combustión, color gris ni humedad). Fuimos al norte y pasamos unos días entre conociendo, paseando y hueveo.

Pero la cuestión de fondo (y para ir al punto interesante) sucedió durante la noche en el bus de regreso a Lima. Nuestros asientos estaban juntos y de noche uno duerme (se supone).

Luego de la película que pasaron en el bus, ya siendo cerca de las 2am nos encontrábamos durmiendo y cubiertos por un dos frazadas de polar. De pronto me despierto excitado. Es decir, con ganas de tener sexo. Pero me encontraba en un bus en movimiento, era una locura pensar en tener sexo en ese momento. Se me ocurrió despertar a mi acompañante de una manera distinta.

Todo el bus estaba en silencio. Solo se oía el sonido del viento entrando por alguna ventana abierta y el sonido del motor del bus. De rato en rato se levantaba algún pasajero para ir al baño. Algunos pasaban por mi costado. Yo me encontraba sentado al lado del pasadizo y ella al lado de la ventana.

No pude aguantarme y deslicé mi mano izquierda debajo de la frazada sobre su jean y con cuidado traté de abrirlo. Como no es fácil desabotonar un jean con una mano (y de costado) tuve que forzar un poco la situación, estaba tan profundamente dormida que no se despertó.

Luego de lograr abrir el jean y bajar el cierre, metí mi mano debajo de su calzón con un poco de fuerza y ahí si se despertó y se sorprendió. Le hablé bajito al oído diciendo que se no haga ruido mirándola fijamente a los ojos. Estaba desorientada y cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, me miró con cara de sorpresa y un poco de vergüenza, pero me dejó avanzar.

Empecé a bajar su jean poco a poco (lo que se podía) hasta que pude tener espacio suficiente para hacer de las mías. Tenía que hacer uso de mi imaginación (ya que no veía nada) y estar atento a mi sentido del tacto para tener cuidado y no hacer algo que le duela. Cuando llegué “abajo” ya estaba mojadita así que empecé con mucho cuidado a acariciar su pecanita.

Lo gracioso era ver su expresión de susto y placer sin poder decir nada. A mí me excitaba tocarla de esa manera. Bueno, seguí acariciando su clítoris con mucho cuidado durante varios minutos. A ella le gustaba, lo disfrutaba mucho. De pronto me toca el pene que estaba alerta y listo para entrar a la batalla. Yo estaba con un pantalón de buzo y le resultó fácil colocar su mano derecha debajo de mi ropa interior y tocarme el pene. Empezó a acariciarme también, era muy rico.

Es interesante todo lo que puede pasar debajo de una frazada en la oscuridad de la noche y el ruido de fondo de un bus en movimiento. Pasaron varios minutos hasta que nos detuvimos y al final de esta espontánea sesión de excitación “mobile”, nos daba risa lo que estábamos haciendo. Pero no podíamos reírnos porque se supone que estábamos durmiendo.

Cuando terminamos de tocarnos y excitarnos nos miramos y era como si conversáramos telepáticamente expresando locura, sorpresa, placer, risa, palomillada, etc…..una mezcla de muchas cosas.
Yo la miré fijamente, me acerqué a su oído y con voz seductora le dije: “Todo fue un sueño”.

Fin