domingo, 12 de septiembre de 2010

La noche perfecta

Hace frío, es domingo y veo una película con Jack Nicholson y Diane Keaton “Alguien tiene que ceder”. Ya la he visto antes pero me gusta y la estoy viendo por nésima vez. Es romántica y divertida, y creo que me logro identificar con Jack ya que en el pasado me di cuenta algo tarde que estaba enamorado de una chica con la que salía y yo mismo corté la relación para luego arrepentirme muy tarde. La diferencia es que Jack terminó con Diane en la película.

Me imagino la noche perfecta con ella. No, no con ella, con mi futura pareja. Ya lo pasado, pasado. Se que sería una noche especial y empezaría en un lugar sumamente privado, mi futuro depa una noche de viernes en el verano saliendo de la oficina. Mi depa tendrá una terraza desde la que se vean las estrellas y podamos empezar con un Malbec reserva escuchando Frank Sinatra, Alejandro Sanz, tal vez Bee Gees o el sound track de El Cartero (ese CD es otra historia que tal ve algún día la contaré). Tomando unos sorbos para luego empezar a bailar luego de cenar, solo los dos acercando mi boca a su oreja y bajando a su cuello. Todo el tiempo que sea necesario, que los dos queramos.

Después la pondría contra la pared, abriendo en medio segundo su brasier y besándole el cuello, bajando por los senos y deteniéndome en sus pezones. Siempre con la música de fondo y olor a vino y perfume. Luego nos sentaríamos en el sofá de cuero para hacerle masajes en la espalda y pasar mi barbilla a medio afeitar con cuidado por el centro de su espalda sintiendo el olor de su piel y mordiendo su cuello de cuando en vez. Con la misma música de fondo y las luces a medio apagar con velas encendidas en el comedor parte de la sala, sin interrupciones y con todo el fin de semana solo para los dos.

Luego la cargo y llevo a mi habitación en la que la desnudo totalmente y acaricio con la palma de mis manos calientes con mucha suavidad mientras nos besamos. Hacemos el amor maravillosamente y nos quedamos dormidos. Despierto antes que ella y me quedo contemplándola contorneando su cuerpo con mis dedos con cuidado de no despertarla. Solo contemplándola, nada más hasta que despierta y nos llenamos de besos.

Hay muchos otros detalles que prefiero dejarlos en mi mente. En resumen, la noche perfecta solo necesita la compañía perfecta. Y eso es lo más difícil de encontrar, pero el que busca encuentra.

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